There is something so satisfying, about building someone up just to break them down. Crushing dreams with a twist of my wrist and skilled taunting fingers. I’ve bound this new toy to a St. Andrew’s Cross, his throbbing cock standing at attention; yearning. My eyes can’t help but fall upon his shaft as I slowly slide my hand up towards his tip, feeling his veins bulge against my palm. My thumb stops to circle right underneath that swelling tip that threatens to leak at any moment, but when my free hand coils around the base of his cock as if mimicking a griping ring; all hope of that is lost. I love watching my toy squirm underneath my touch, the sound of labored breathing filling my ears and motivating me to pick up the pace. To send him right over the end… and then stop. Removing my hand quickly from his cock just at the moment when he believes he’s going to receive sweet releases. I truly do love, ruining orgasms; and I’m damn good at it.
Hay algo tan satisfactorio en animar a alguien solo para luego desmoronarlo. Aplastar sueños con un giro de muñeca y dedos hábiles y provocativos. He atado este nuevo juguete a una cruz de San Andrés, su pene palpitante, firme, anhelante. Mis ojos no pueden evitar posarse en su miembro mientras deslizo lentamente mi mano hacia su punta, sintiendo sus venas abultarse contra mi palma. Mi pulgar se detiene para rodear justo debajo de esa punta hinchada que amenaza con supurar en cualquier momento, pero cuando mi mano libre se enrosca alrededor de la base de su pene como si imitara un anillo de agarre, toda esperanza se pierde. Me encanta ver mi juguete retorcerse bajo mi tacto, el sonido de su respiración agitada llena mis oídos y me motiva a acelerar el ritmo. Para llevarlo hasta el final... y luego parar. Retirar mi mano rápidamente de su pene justo cuando cree que va a recibir dulces orgasmos. De verdad que me encanta arruinar orgasmos; y soy muy buena en eso.
